El desafío de atender integralmente a estudiantes con Trastorno de Espectro Autista (TEA), llevó al establecimiento, que se incorporó a nuestra red el 15 de noviembre, a implementar una sala de estimulación multisensorial y crear un plan de acción que ha incluido formación a toda la comunidad educativa dentro del proyecto “El valor del trabajo colaborativo para la búsqueda de estrategias en común con estudiantes con Trastorno del Espectro Autista”.
Corría el año 2020 (plena pandemia), cuando Lucas Arriagada, estudiante diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), se matriculó en la Escuela Básica Rural Numpay, ubicada en la comuna de Maule, VII región. Al conocer sus necesidades educativas el establecimiento decidió implementar una estrategia, lo que derivó en el proyecto denominado “El valor del trabajo colaborativo para la búsqueda de estrategias en común con estudiantes con Trastorno del Espectro Autista”.
Este proyecto les significó ser uno de los 10 establecimientos seleccionados para incorporarse a nuestra red. En concreto, la iniciativa consiste en implementar acciones como capacitaciones sobre estrategias pedagógicas para trabajar en el aula con estudiantes con TEA, planes especiales individuales, protocolos ante crisis desde un diseño colaborativo, recursos dispuestos en aula para la anticipación y regulación de conductas sociales y capacitación a asistente y profesionales de la educación para el uso de una sala de estimulación multisensorial.
Vivir la inclusión
Alejandro González, director de la escuela, relata que la sala de estimulación multisensorial que se implementó en 2022 fue la primera de su tipo en escuelas públicas de la región, lo que se tradujo en un mayor ingreso de niñas y niños con distintas necesidades. Esto derivó en un cambio de paradigma, donde toda la comunidad educativa, desde auxiliares de aseo, docentes y directivos/as se capacitaron para emprender este nuevo desafío.
“Como escuela nos reunimos y trabajamos colaborativamente durante los jueves dentro del Plan de Desarrollo Profesional Docente, lo que nos condujo a crear un protocolo para actuar frente a las distintas situaciones que se generaban en la escuela”, indica el director.
Cada 15 días docentes y directivos se reúnen con las y los apoderados que participan del plan de inclusión, para comentar avances acciones. Además, han generado una evaluación intra escolar y también para las familias, lo que permite regular las actividades y diseñar nuevas estrategias para mejorar y avanzar en su propósito.
Actualmente, niñas y niños con necesidades especiales que partieron con horas reducidas para adaptación, se encuentran con jornada completa en el establecimiento, logro que enorgullece estudiantes y apoderados. Lucas, quien hoy cursa 3° básico, dice que “me gusta la sala (multisensorial), la profesora y mis compañeros. El colegio es bueno y me gusta jugar con los cubos”.
Su madre, Cecilia Núñez, agradece la dedicación y el sello inclusivo de la escuela: “Para mí, uno de los momentos más importantes fue el reconocimiento al niño integral, gracias a los avances y la perseverancia que ha tenido Lucas en el colegio. Sus compañeros lo cuidan y respetan, no es un niño especial, es uno más del curso”, finaliza.
El director, sostiene que si bien han tenido muchos avances, su meta es lograr una escuela totalmente inclusiva, donde no existan diferencias y todas las niñas y niños se desenvuelvan de la misma manera en sus aulas: “queremos que se viva la inclusión y no sea solo un discurso”, subraya.